Con ritmos que asemejan un poco al estilo de James Brown llega esta gran canción con una producción musical impresionante. Sus riffs de guitarra son simplemente excepcionales, su bajo dinámico lleno de una melodía impresionante genera una sensación de frenesí que cautiva el cuerpo a bailar, así como una batería potente y contundente que poco a poco explota en una aventura sonora súper creativa.
Entre muchos detalles hay que destacar también la voz con este Reibel muy sutil de fondo que le da esa fuerza necesaria para crear una canción resonante en nuestro cuerpo. Ayuda a crear esta energía conectando con el carácter único del rock clásico y esta aventura accesible a la frescura del pop rock crea una diversidad de experimentación muy sutil y sumamente elegante.