Con un sonido espectacular llega en el año 2000 el primer trabajo en acústico de David Atenas, mejor conocido solamente como Atenas. Su paso por la música ha llamado la atención por sus estilos tan particulares con una perspectiva musical y personal; logra con esta voz y letras desnudas al rato de una época difícil para la palabra y lo natural conectar con un público cautivo lleno de energía y sumamente reflexivo sobre las consecuencias de la vida.
Con un sonido brillante y bastante pegajoso, contentas de pop rock combinando el indie rock, haciendo esta canción bastante adaptable y resplandeciente, «Violeta del Teide» busca esa energía sombrilla y cautiva, dándole la voz ese estilo onírico y bastante lúdico, haciendo un ensamble bastante inspirador y versátil con una batería vitalista que de forma sutil suena muy dinámica para darle protagonismo a un estable musical fresco y delicado. Con este resplandeciente proyecto también busca con un bajo dinámico darle ese emotivo carisma a la canción. Es un género ideal para quienes buscan esta música que sea agradable pero al mismo tiempo emocionante.
Por otra parte, en algún punto de la canción, este espectro sonoro íntimo y atlético llega a explotar de forma sutil en un apasionado ritmo atrevido, innovador, con un estilo frenético y bastante contemplativo, llegando así a traspasarlo minimalista a sonidos texturizados y desgarradores, haciendo que esta combinación creativa y auténtica se convierta en un paralelismo versátil que abarca una amplia gama de sonidos y emociones que surge como una respuesta ante una norma establecida del rock.