A raíz de una encantadora historia donde el hermano de este gran artista llegó con un álbum de U2, Bloody Sunday era la canción que en ese momento lo cautivó para posteriormente iniciar en el mundo de la música. Dan Spirk logró consolidar un proyecto bastante interesante con texturas y guitarras minimalistas; es una voz profunda que toca el alma, realmente logra desafiar el intelecto de las personas que lo escuchan, compartiendo el mismo pensamiento, el mismo corazón y generando una empatía emocional con su audiencia.
Éste es un tema contemporáneo que no tiene miedo a experimentar, que busca la rítmica, que busca encontrar ese paralelismo creativo entre la modernidad y lo clásico. La experimentación es parte de la identidad característica del proyecto; sin miedo a fracasar en el proceso, va a resultar exitoso. Lo importante es buscar el resultado en un sonido fresco y dinámico.