"Kuva Susta", el nuevo sencillo de Lala Salama, es como abrir un álbum de fotos viejo en pleno invierno: frío al tacto, pero con una calidez oculta en cada imagen que evoca. Desde Helsinki, esta banda logra transmitir, con precisión casi quirúrgica, ese sentimiento de aferrarse a algo que ya no está, de querer congelar un instante antes de que desaparezca.
La voz de Rosa Jules, tiene una carga emocional especial, lastima conforme avanza el tema, de la mano en el camino del tema. Acompañada por guitarras saturadas de reverb y capas sonoras que parecen suspendidas en el aire, la canción se mueve con una lentitud deliberada, como si cada nota necesitara espacio para respirar. Es shoegaze en su forma más pura, pero con tintes de un indie rock íntimo, casi confesional, que te susurra directamente al oído.
Rosa describe "Kuva Susta" como un retrato de la nostalgia, y vaya que lo logra. Al escucharla, uno no solo recuerda, sino que siente ese nudo en el pecho que llega cuando algo (o alguien) se va. Con este sencillo, Lala Salama confirma que son capaces de convertir el dolor en arte. Y lo hacen hermoso.