La canción arranca con un ritmo lento y una suave guitarra, suficiente para crear un ambiente reflexivo tan particular de esta famosa canción, mismo que es rápidamente endulzado cuando se le une la voz de Britt Foe, con ese aterciopelado tono sereno tan agradable al oído. La instrumentación escasa, en el buen sentido, inevitablemente hace que uno sienta cierta calma efímera, a la vez que la voz se va tornando más firme y se incorporan más elementos sonoros.
Entonces hemos llegado a poco menos de la mitad de la canción y es donde la batería y una guitarra distorsionada anuncian poderosamente que algo fuerte está por llegar, ya que el solo de guitarra interpretado de manera épica y apasionada explota por completo cerca del 2:43, agregando la pieza final, la cereza en el pastel, a este maravilloso tema, estructurado quirúrgicamente en el que cada segundo resulta un manjar auditivo. Lo malo de lo bueno es que también termina, y es después de ese pico de euforia que la canción termina como empezó, suave y tranquilo, aportando esa sensación de cierre con broche de oro.
Un cover épico de principio a fin, "Fields of Joy" de Rare Element y Britt Foe.